Participation
Documentando paisajes culturales como acción artística colaborativa
di Bárbara Fluxá

A través de esta aportación texto-audiovisual quiero presentar un proyecto artístico participativo enmarcado dentro de los nuevos modos de hacer arte, que implican una defensa de la práctica artística como acción transformadora de concienciación y cambio social, en esta ocasión, en torno al espacio-naturaleza y los uso contemporáneos del territorio. El proyecto con título “Claros en el bosque. Un viaje a la trasterminancia como acción pedagógica”1 se desarrolló entre agosto y noviembre del año 2013, tras una estancia de convivencia, creación y colaboración entre distintos agentes en el entorno rural de La Vera (Extremadura, España). Aunque el proyecto surge de la propuesta inicial de una artista (yo misma), en él participaron desde su origen dos agricultores y mediadores de la zona (Jose Bernal y Patricia Travieso) y un realizador audiovisual (Fernando Martín), a los que se sumaron un pastor de la Sierra de Gredos, dos maestras y sus alumnos del Colegio Público de Madrigal de La Vera, además de agricultores y vecinos de distintos pueblos de La Vera, colaborando durante el proceso de creación del proyecto y las acciones pedagógicas.

1. Jose Bernal señalando la localización de rodaje. Sierra de Gredos, Bárbara Fluxá, 2013

El proyecto pudo llevarse a cabo gracias a una plataforma multidisciplinar sobre territorios, geopolítica, cultura e identidad en las relaciones campo-ciudad llamada Campo Adentro. Arte & Agriculturas & Medio rural2 que ofrecía, mediante un premio a concurso público, una subvención para una residencia artística apoyada, entre otras instituciones, por el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente de España. Y es pertinente, destacar esto aquí, en este número de la revista Roots&Routes dedicado a la “participación social y/o las experiencias participativas”, porque el contexto que proporcionaba el pro­grama de experimentación artística “Residencia de artistas en el medio rural. Campo Aden­tro” promovía, precisamente, la participación y la integración de los creadores en las zonas rurales donde se trasladaban para producir sus obras, generándose de un modo orgánico y natural proyectos artísticos colaborativos, y donde tenían una repercusión cultural directa e inmediata.

Campo Adentro, tal y como rezaba su web, provee una plataforma abierta para la investigación y la práctica de artistas, agricultores, intelectuales, agentes de desarrollo rural, gobernantes, comisarios y críticos de arte, entre otros actores del medio rural y urbano, para el encuentro, y de ahí trasladar sus contenidos al resto de la sociedad […] Introduce la posibilidad de analizar las representaciones y percepciones actuales de lo rural y cómo esto influye en la construcción de la identidad. También elaborar una lectura de lo rural desde la cultura contemporánea, que haga visible las amenazas y oportunidades que vive el campo español. […] El debate actual sobre los desequilibrios territoriales, la trans­formación del paisaje o la crisis ambiental y económica, ha llevado la discusión hacia nuevas dimensiones, formulándose una crítica en múltiples capas por medio de la experimentación artística”3.

2. Patricia, Jose y Fernando en la majada de Viti. La Vera, 2013

Los creadores del proyecto, como participantes de esta convocatoria de investigación artística sobre lo rural, proponíamos una obra y una acción “desde” y “para” un contexto local concreto como un vehículo de reflexión –de ida y vuelta– sobre un paisaje extinguido. Un proyecto que debía funcionar en ambas direcciones: dentro –en el campo– y fuera –en la ciudad–.

El proyecto finalmente se conformó en un vídeo, dos carteles y una acción pedagógica. El video se planteaba como espejo, para el espectador del arte urbanita, donde se distorsionan estereo­tipos y lugares comunes; y, al mismo tiempo, para la gente local, como espacio donde verse identificados ante un paisaje que les pertenece, a pesar de estar hoy desaparecido. La acción pedagógica se proponía, entonces, como un encuentro donde despertar concien­cias y realidades ocultas a las nuevas generaciones que ahora pueblan el paisaje, en diálogo con la mirada y “distancia crítica” de los que somos de otro lugar. La acción pedagógica debe ser considerada, por tanto, como un elemento de la obra de carácter procesual, ya que se trata de una acción sin repetición en el tiempo, de la que tan solo queda –como testimonio– las fotografías mostradas en los carte­les que la documentan y el blog que los creadores realizamos durante el desarrollo del proyecto4. En este blog puede consultarse, además, más información sobre el proceso de creación del proyecto, desde las primeras visitas a la locali­zación con niños de la zona (ilustración 4), entrevistas a las gentes de los pueblos a las faldas de la sierra de Gredos, visitas a majadas y cabañas de alta montaña (ilustración 3), y también toda la documentación sobre la acción pedagógica en el Colegio de Madrigal de la Vera5.

3. Vecinos El Raso de Candeleda y Fernando, tocando y cantando durante una sesión de grabación de audio. La Vera, Bárbara Fluxá, 2013

El proceso de creación se conformó en dos fases, por un lado, la grabación de un vídeo y, por otra, la realización de la acción pedagógica. Durante la primera fase, la grabación y montaje del audiovisual en formato de video-creación expe­rimental, trabajamos en el entorno de alta montaña de la Sierra de Gredos y las gentes relacionadas con el medio de vida trasterminante (pastores, vecinos, agricultores, artesanos, etc); durante la segunda, la acción pedagógica en el colegio público de la zona de Madrigal de la Vera –a las faldas de la Sierra de Gredos–, colaboramos con dos maestras y sus alumnos. Un colegio donde la mayor parte de sus alumnos tienen todavía o han tenido algún vínculo familiar con el pastoreo de montaña (padres o abuelos directos). Allí llevamos a cabo la proyección del video en un aula con niños de edad en torno a ocho años, en colaboración con las profesoras del colegio e integrando la experiencia dentro del programa del curso. En la sesión reflexionamos juntos sobre la problemática y los conceptos que plantea el proyecto contextualizándolos con las experiencias personales y familiares cotidianas de los niños con respecto a la transformación de su paisaje e identidad cultural y familiar. Cabe señalar que muchos de aquellos niños desconocían el medio de vida del pastoreo trasterminante de sus abuelos, en activo hace tan solo un par de décadas, y algunos de ellos, ni siquiera habían recorrido nunca las gargantas de la sierra que les rodea a tan solo unos cientos de metros de sus casas y colegio.

Durante esta acción pedagógica tomamos fotografías para la elaboración de los carteles fotográficos que se mues­tran como documentación de la experiencia en las exposiciones del proyecto junto a la proyección audiovisual (Ilustración 4 y 5). Estos carteles finalmente presentan, por un lado, el pai­saje de la montaña de Gredos en distintas momentos del rodaje del video y, por otro, varias imágenes de los niños y sus reacciones durante la sesión llevada a cabo en el colegio.

4. Simón, Olmo, Patricia, Fernando y Jose subiendo a los puestos de montaña. Primera excursión de campo. Sierra de Gredos, 2013

Claros en el bosque. Un viaje a la trasterminancia como acción pedagógica nos propo­ne un inquietante viaje de traslación espacio-temporal al ancestral paisaje cultural de la “trasterminancia”, en la Sierra de Gredos (Extremadura) y sus vestigios contemporáneos. La “trasterminancia” era una dura ga­nadería de supervivencia y un descarnado pastoreo de montaña centenario. Recientemente extinguida, hoy es tan solo un vestigio social de una arcaica forma de vida en permanen­te preromanización. La obra toma este radical paisaje –y su reciente extinción– como un modo de confrontar al espectador con ciertos estereotipos románticos que, con respecto al paisaje, están todavía vigentes en el imaginario cultural de Occidente. Se trata de obtener una perspectiva heterogénea y alejada de lo que la sociedad contemporánea entiende por naturaleza –en el siglo XXI–, a través de “vivir” la experiencia de un tiempo que no le corres­ponde y un espacio ”natural”, hoy abandonado, obsoleto en su uso y concepción.

Claros en el bosque nos propone un desestabilizador viaje al mito de la montaña sublime, donde los ojos contemplativos del sujeto romántico, en su obsesiva búsqueda de belleza, quedan relegados a un segundo plano. Frente a estos, otros sentidos o partes del cuerpo –el estómago, las piernas, los oídos, el olfato– cobran total importancia, ahora son necesarios para la propia supervivencia tanto del animal como del ser humano, y esto nada tiene que ver, evidentemente, con la experiencia estética. Nos presenta el paisaje desde una mirada híbrida, ya que muestra a modo de díptico audiovisual dos visiones paralelas: aquella visión subjetiva de la naturaleza interiorizada por el ser humano, junto a la visión deshumanizada de un hipotético animal hambriento –cabra, vaca, lobo– otrora depredador asiduo de aquel lugar. La obra reflexiona sobre el paisaje desde una concepción del mismo como espacio transcultural, fruto de la fusión de las distintas nociones de paisaje que el ser humano pro­yecta sobre la naturaleza desde el mundo urbano, rural, científico, vital o fenomenológico.

Se trata de hacernos ver que la montaña –a pesar de su diversidad simbólica– no se deja acotar bajo conceptos únicos y, generalmente, exclusivamente antropocéntricos. Serán los distintos ojos y cuerpos –incluidos los del animal– que miran y recorren el paisaje, los que le darán forma y la dotarán de distintos usos y acepciones. Durante el visionado de la obra –desmontados los estereotipos románticos– vamos aceptando las distintas dimensiones perceptivas espacio-temporales de este peculiar paisaje. En él se fusionan: la naturaleza como comida y fuente de supervivencia desde la limitada experiencia opresora y primitiva de las cabras y su pastor; la montaña como reto alpinístico de alta peligrosidad desde la mirada intuitiva del escalador que disfruta de la experiencia del riesgo en lo desconocido, la vega como pintoresco y amable paisaje de recreo desde la mirada del asfixiado urbanita deseoso de un aislamiento sobrecogedor; o las majadas de los cabreros como asentamiento etnoarqueológico de alto valor cultural para el estudio antropológico de estructuras socia­les extinguidas procedentes de la cultura celta. Todas estas percepciones del paisaje, teni­das en cuenta en su conjunto –a modo de gran palimpsesto espacio-temporal–, conforman una interesante y compleja concepción de la naturaleza, que aún siendo ya asimilada como construcción cultural que evoluciona con el tiempo en base a los cambios socioeconómicos de la sociedad que la crea y transforma en función de sus necesidades, se nos manifiesta, al mismo tiempo, genuinamente salvaje e indomable.

5. Vista detalle del cartel de la Sierra de Gredos. Bárbara Fluxá, 2013

Por otro lado, en lo que respecta a la idea del espacio/tiempo que se manifiesta en la obra, Claros en el bosque nos desvela una espacialidad cargada de memoria, oculta a los ojos del sujeto euclidiano, donde el espectador y su tiempo están más allá del propio lugar de la experiencia. Nos presenta una temporalidad plural e híbrida, en cierto modo materializada más allá del tiempo cronológico lineal, donde el espacio se transforma en un lugar imagina­rio y atemporal. Guiados por los vestigios que el pastoreo de montaña trasterminante ha abandonado durante cientos de años en este paisaje –desde la vega del río Tiétar a las altas cotas de la sierra, a dos mil metros de altura– y siguiendo los rastros imaginarios –visuales y sonoros– que la memoria del paisaje todavía nos proporciona hoy, se nos desvela este lugar no solamente desde lo físico, sino desde su carácter virtual e intangible derivado del habitar humano y animal. Un espacio confuso –donde el pasado, el futuro y el presente se entremezclan– cargado de complejas experiencias que se ajustan, quizá más, al espacio y al tiempo psíquicos que al geográfico e histórico.

El “lugar” no es solamente lo físico, sino el espacio de la memoria habitado por el ser humano. El espacio puede estar vacío, los lugares no. Dicho de otra manera, lo que define a los lugares siempre es su carácter virtual, lo intangible derivado del habitar humano. Por eso los lugares tienen historia […] Somos tiempo, diversas clases de tiem­po, y también somos lugar, diversas clases de lugares habitados por la memoria. (Molinuevo, 2006: p. 218)

6. Vista detalle del cartel de la acción pedagógica en el Colegio de Madrigal de la Vera. Bárbara Fluxá, 2013

Consultar el proyecto en mi web personal, donde aparece una ficha técnica y los créditos de la obra, además de un link a Vimeo donde se puede ver la pieza audiovisual en alta resolución: http://barbarafluxa.blogspot.com.es/2013/02/claros-en-el-bosque-u-viaje.html
2Ver la web del Programa de Residencias Artísticas “Campo Adentro. Arte & Agriculturas & Medio rural” dirigido por el artista Fernando García Dory en España entre los años 2010/13: http://archive.inland.org/es/programa_de_residencias/artistas.
Actualmente, el proyecto se ha ampliado a un formato de agencia colectiva denominada “Inland — art, agriculture & territory“.
http://archive.inland.org/blog/author/barbarafluxa/
4 http://archive.inland.org/es/acerca_de
http://archive.inland.org/blog/2012/12/03/accion-pedagogica-colegio-madrigal-de-la-vera/

Referencias bibliográficas:

MOLINUEVO, Jose Luis (2006): La vida en tiempo real. La crisis de las utopías digitales. Madrid, Biblio­teca Nueva. p. 218.

 

BIOGRAFIA

Fluxá Alvarez-Miranda, Bárbara (Madrid, España, 1.974)
Vive y trabaja entre Madrid, Salamanca y Asturias, España.
Artista multidisciplinar, es Doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y docente universitaria en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Salamanca. Está acreditada como Personal Investigador Contratado Doctor especialista en Arte&Naturaleza por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación de España).

Como investigadora y artista plástica pertenece a dos grupos de investigación en la UCM. Ha desarrollado proyectos de innovación y producción artística en España, Francia, Irlanda e Italia, subvencionados por organismos públicos a través de Ayudas a la Movilidad de Investigadores del Ministerio de Exteriores, el Ministerio de Medio Ambiente de España, el Ministerio de Educación de Francia y la Academia de España en Roma o las Ayudas a la Investigación y Creación Artística de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid (Centro Cultural Matadero-Madrid) o LABoral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón. Destacar de los últimos premios recibidos el Premio a la Creación de la Comunidad de Madrid, el Primer Premio Navarino Natura Art Award de Grecia y ser finalista de la convocatoria Propuestas Vegap de la fundación Arte Y Derecho de 2016.

Como creadora visual posee una intensa trayectoria a través de su participación en numerosas exposiciones (individuales y colectivas) en galerías, museos, bienales y ferias de arte, sobre todo en España, aunque ha mostrado su obra también en Argentina, Perú, Chile, EE.UU, Italia, Grecia, Irlanda, y Francia. Poseen obra suya distintos museos y fundaciones de arte de España en sus colecciones de arte tanto privadas como públicas.

Para más información: http://barbarafluxa.blogspot.com.es/p/biografiabiography.html