TACTILE EYES – HAPTIC VISUALITY
Music (Everything I know I learned the day my son was born)
entrevista realizada por Silvia Calvarese a Alfredo Jaar

S.C. Music (Everything I know I learned the day my son was born) es una obra encargada por el Nasher Sculpture Center de Dallas (Texas, Estados Unidos) para celebrar su décimo aniversario.
Me gustaría empezar hablando contigo del motivo del encargo de tu obra. ¿Qué significa para un Museo celebrar un aniversario? ¿Y como un artista puede, a través de su obra, reflejar su eso?

A.J. Yo me pregunté: ¿cuál es la manera más generosa de celebrar el aniversario del Museo? Y decidí que sería celebrando el aniversario del nacimiento de otro, de la audiencia del museo, de la comunidad que lo vio nacer, y no de si mísmo.
Entonces, decidí crear un Pabellón dentro del jardín del Nasher; es un pabellón que mide 21 x 21 x 21 pies, más o menos 7 x 7 x 7 metros, transparente, hecho de madera y de acrílico verde. Son 15 tonos diferentes del color verde y el interior es un espacio lleno de luz y de sol que invita al espectador, al visitante del museo, a sentarse, a meditar y a descansar. Y en ese espacio súbitamente se escucha el grito de un recién nacido, y eso es porqué conectamos el pabellón a tres hospitales de Dallas.

.

Alfredo Jaar
Music (Everything I know I learned the day my son was born), 2013
Nasher Scultpure Center
Courtesy the artist, New York

.

S.C. Por lo tanto los protagonistas de la obra Music (Everything I know I learned the day my son was born) son los recién nacidos en Dallas. En esta poética, el artista y el museo hablan la lengua de la comunidad. ¿Como se participa y que Hospitales has elegido para la realización de tu obra? ¿Y Porqué estos tres en particular?

A.J. Son hospitales muy especiale, uno es el hospital de los inmigrantes, uno de los ilegales, y el último es el hospital de los africanos americanos, de los negros, y esta es la audiencia que no tiene el Nasher Sulpture Center. Por lo tanto, era mi manera subversiva de hacer entrar esta audiencia al museo, porque los chicos que se escuchan la voz van a entrar apenas nacidos y van a entrar no como espectadores sino como artistas ellos mismos con su voz y van a recibir una tarjeta de miembro de por vida, que significa que toda la vida van a poder entrar gratis al Museo.
Haciendo así, estamos cambiando la demográfica del museo, porqué es un museo principalmente blanco, donde van los ricos de Dallas.

.

S.C. Luego Música no es solo un trabajo hecho a y por la comunidad, sino una obra hecha de la comunidad, un trabajo afectivo por ellos. Las voces se convierten en la obra misma, les dan vida, así como los niños creciendo devolverán vitalidad al museo. Es una manera de producir nuevas formas de cultura: popular, colectiva, polifónica, poliédrica, en constante transformación. Ayuda a construir una institución de todos y para todos, gracias a los niños que irán al Museo.

A.J. Exacto, y que no solamente irán en el futuro, porque ellos tienen el derecho a ir gratis al Museo. Ellos son miembros y además van a participar de la vida del museo y van a cambiar el programa del museo. Es una manera de crear comunidad.

.

Alfredo Jaar
Music (Everything I know I learned the day my son was born), 2013
Nasher Scultpure Center
Courtesy the artist, New York

.

S.C. Y creo también que en esa participación no solo se encarna la condición de ciudadano, sino que es lo único que la garantiza. Esto aumenta el sentido de pertenencia a la ciudad. Si la gente disfruta del museo todos los días, tiene más interés en mantenerlo vivo, cuidado. Cual ha sida la reacción de la gente, de las madres sobretodo a esta obra?

A.J. Ha sido muy positivo, estoy muy contento y el museo ha ampliado la duración de la obra porque ha tenido mucho éxito. Las madres van al museo después que nace el niño porque el sonido del bebé se repite cada día a la misma hora, si el niño nació a las tres de la tarde, 15 minutos y diez segundos, todos los días a esta hora, a las 3 y 15 con 10, se escucha la misma voz. Así que cuando tú entras y te sientas escuchas un concierto, con las voces que se chocan, se cruzan; es una sinfonía que celebra la vida.

.

.

.

Alfredo Jaar is an artist, architect, and filmmaker who lives and works in New York. He was born in Santiago de Chile. His work has been shown extensively around the world. He has participated in the Biennales of Venice (1986, 2007, 2009), São Paulo (1985, 1987, 2010) as well as Documenta (1987, 2002) in Kassel. Important individual exhibitions include The New Museum of Contemporary Art, New York, Whitechapel, London, and Museum of Contemporary Art, Chicago, as well as the Museum of Contemporary Art, Rome and Moderna Museet, Stockholm. A major retrospective of his work took place in 2012 at three institutions in Berlin: Berlinische Galerie, Neue Gesellschaft für bildende Kunst e.V. and the Alte Nationalgalerie. Last year Alfredo Jaar represented Chile at the 55th Venice Biennale. He has realized more than sixty public interventions around the world. He recently completed two important permanent public commissions: The Geometry of Conscience, a memorial located next to the just opened Museum of Memory and Human Rights in Santiago de Chile; and Park of the Laments, a memorial park within a park sited next to the Indianapolis Museum of Art. More than fifty monographic publications have been published about his work. He became a Guggenheim Fellow in 1985 and a MacArthur Fellow in 2000. In 2006 he received Spain’s Premio Extremadura a la Creación.